Y si todo esto nunca fue. Y si quizás lo inventé todo: Tus sonrisas pueriles, tus vacilaciones cuando me hablas, tus ojos juguetones y esquivos cuando se cruzan con los míos. Me inventé las conversaciones hasta la madrugada y también aquellos cumplidos que me hiciste. Sentí tu mano tocar mi hombro, y tus labios besar tímidamente mi mejilla. Ahora que pienso mejor las cosas, ¡ay! Respiro profundo. Suspiro. Prefiero pensar en que todo aquello fue producto de mi soledad, que son producto de esta imaginación loca, o de algún delirio por falta de amor.
Sí, ahora que lo pienso, eso me tranquiliza pero no me puedo resignar a esta fantasía. Ni siquiera tengo ganas de despertar, porque siento que he estado en una constante vigilia. Alerta. Ya no quiero algo, quiero nada, porque de nada hubo y nada habrá. Y ni un adiós habrá, porque tu ¡Hola! También me lo inventé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario